Hoy no voy hablar del juego de rol de la Justicia Vigila, pero si que me gustaría hablar de justicia. En las últimas semanas hemos oído y visto en los medios de comunicación el terrible caso de abusos a menores en el ámbito educativo y como dichos centros ocultaban estos casos a la administración.
Cientos de niños, ahora ya adultos, han visto como la historia salía a la luz, como una historia de abusos y de la pérdida de la inocencia nos conmovía a todos, al menos a la mayoría. No somos ajenos al sufrimiento humano y en los últimos años este abunda por doquier. Tenemos buffet libre de sufrimiento, en Oriente Medio, África, Sudeste Asiático, campos de refugiados, guerras, terrorismo, etc. Hay tanto sufrimiento en el mundo que nos hacemos inmune al mismo y en ese camino perdemos nuestra humanidad.
Muchas veces no sabemos como afrontar el sufrimiento, qué hacer para ayudar a los otros, una ayuda a una ONG, una semana de voluntariado en un campo de refugiados... No hay una solución mágica para estos problemas y difícilmente desaparecerán de la noche a la mañana, nuestra naturaleza actual nos hace auto-destructivos, egoístas y mezquinos. Pero de vez en cuando algo nos despierta, nos golpea directamente a la mandíbula y nos hace reaccionar de algún modo que no llegamos a comprender. Es un golpe directo de cruda realidad.
Hace un par de semanas tuve el privilegio de escuchar a Raúl Ubeda López, un escritor novel que nos presentaba su libro << El secreto de mi infancia>.
Es un libro editado por Círculo Rojo de apenas 71 páginas, de las cuales le sobran 70 y no por què sean malas, que no lo son. El problema es que son el relato de los maltratos que padecí el autor por parte de su padre durante su infancia y parte de la adolescencia. Nos narra, con la crudeza de alguien que nunca a escrito hasta entonces, como sufrió las palizas de un padre alcohólico, ludópata y maltratador. Como le fue desvelado el secreto que tan bien guardaba su familia, el del maltrato hacia su madre, hacia él y sus hermanos.
Es toda una experiencia que te atrapa, te comprime el estómago y revuelve las tripas. Ese tipo de libros que sólo pueden ser un reflejo de la realidad más cruda y violenta. Nada de fantasía, sin magia, sin héroes con máscaras o capas, solo el miedo de un niño a no recibir una nueva paliza que puede ser la última.
Extractos de la obra:
Me dio tal paliza que me oriné encima. No puedo recordar con claridad los golpes, pero me hicieron marca. Pude escapar y salí corriendo en busca de mi hermano al bar para que me ayudara, pero no estaba; al menos mi cuñada me pudo dar dinero para el autobús de vuelta a casa...
Mi pobre madre no pudo evitarlo. Lo peor no fue orinarme ni llorar ni el dolor físico. Eso era lo de menos, que ya era mucho, lo jodido era que estuve cerca de un mes bajo una cama, con el suelo congelado, abrazado a una almohada para que cuando llegara mi padre a casa ni se acordase de mi existencia.
Extractos de la obra:
Me dio tal paliza que me oriné encima. No puedo recordar con claridad los golpes, pero me hicieron marca. Pude escapar y salí corriendo en busca de mi hermano al bar para que me ayudara, pero no estaba; al menos mi cuñada me pudo dar dinero para el autobús de vuelta a casa...
Mi pobre madre no pudo evitarlo. Lo peor no fue orinarme ni llorar ni el dolor físico. Eso era lo de menos, que ya era mucho, lo jodido era que estuve cerca de un mes bajo una cama, con el suelo congelado, abrazado a una almohada para que cuando llegara mi padre a casa ni se acordase de mi existencia.
Sé que el blog no es para este tipo de cosas, pero cuando leí el libro o mejor dicho lo devoré. Me hubiera gustado poder ser ese tipo con máscara, que imparte la justícia que nadie se atrevió a reclamar y causarle tanto miedo al maltratador que cada vez que levantará el brazo, me viera a mí al otro lado para responderle con una buena somanta palos.
Totalmente recomendado y si alguna vez tenéis la suerte de acudir a una charla de Raúl, lo recomiendo porqué todavía puedes profundizar más en el libro y entender que le motivo a escribirlo.
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