La Gamificación o mejor dicho Ludificación, es una técnica de aprendizaje en la que el docente traslada la mecánica de un juego o varios juegos al ámbito educativo con el fin de alcanzar mejores resultados en aspectos tales como:
- Motivación en clase.
- Asistencia y puntualidad en clase.
- Mejorar el aprendizaje significativo.
- Aprendizaje global. Usar la mecánica del juego para abordar varias disciplinas.
- Trabajo en equipo.
- Escucha activa.
- Reforzar la relación maestro-alumno.
Es un modelo que muchos profesores están implantado en sus aulas debido a su carácter lúdico y resultados evidentes en la actitud de los alumnos al afrontar disciplinas y tareas que pueden resultar tediosas si las impartimos de una forma más tradicional, como por ejemplo la típica lectura guiada del libro de texto y la memorización de la materia impartida.
Las impresiones generalizadas son positivas y los alumnos aceptan la "innovadora" estrategia educativa como eficaz. Como ya he dicho, consigue motivarlos, acentúa su compromiso y sus deseos de superación. Quiero remarcar el aspecto "innovador" entre comillas, porque ya existían profesores que usaban esta herramienta en las aulas, pero al no tener término que las catalogaran, se quedaron en las clases del "profe guay".
Hay que entender que la Gamificación no tiene como objetivo crear un juego para desarrollar las asignaturas, en cuyo caso hablamos de aprendizaje mediante los juegos. Mediante el uso del concepto gamificar buscamos sistemas de puntuación-recompensa-objetivo que por norma general están integrados en la propia dinámica. Básicamente añadimos un aspecto lúdico al contenido que deseamos impartir en clase a la conocida metodología del refuerzo positivo en que el alumno recibía un adhesivo en forma de estrella por haber realizado una tarea. En ese aspecto la Gamificación va más allá, pues se centra en que la tarea realizada por los alumnos del aula sea divertida y todos participan, de tal forma que ganan puntos que dependiendo del docente y de su proyecto, tienen una incidencia directa en el transcurrir del curso.
¿A qué me refiero con incidencia? Básicamente los puntos acumulados por los alumnos pueden invertirse en beneficios para ellos, tanto en el desarrollo del juego como en el día a día del aula. El trabajo de los alumnos es recompensado, tanto en el plano académico como en el aula y genera en el alumno una dinámica participativa y motivacional muy poderosa. Los alumnos se implican y compiten entre ellos de manera positiva para obtener el máximo de puntos, trabajan de forma individual o colectiva para ello y en este proceso de aprendizaje, aprenden de forma global otros aspectos sociales que no tienen relación con la asignatura, pero que son vitales para el crecimiento del alumno y que determinarán su relación con el entorno. Me refiero a sus habilidades sociales, su capacidad para desenvolverse en un grupo, trabajar conjuntamente, escuchar, tolerar, aceptar las críticas, realizarlas correctamente, gestionar la frustración, etc.
También se puede trabajar de forma natural mediante mecánicas gamificadoras en un entorno docente, ya que el material de estudio incita al alumno de forma indirecta a mejorar sus habilidades sociales y comunicativas.
La gamificación esta en boca de todos y rompe la dinámica de la escuela tradicional, pero además permite al docente afrontar su trabajo con una motivación adicional, pues no solo se divierten los niños, también los profesores.
Hay que entender que la Gamificación no tiene como objetivo crear un juego para desarrollar las asignaturas, en cuyo caso hablamos de aprendizaje mediante los juegos. Mediante el uso del concepto gamificar buscamos sistemas de puntuación-recompensa-objetivo que por norma general están integrados en la propia dinámica. Básicamente añadimos un aspecto lúdico al contenido que deseamos impartir en clase a la conocida metodología del refuerzo positivo en que el alumno recibía un adhesivo en forma de estrella por haber realizado una tarea. En ese aspecto la Gamificación va más allá, pues se centra en que la tarea realizada por los alumnos del aula sea divertida y todos participan, de tal forma que ganan puntos que dependiendo del docente y de su proyecto, tienen una incidencia directa en el transcurrir del curso.
¿A qué me refiero con incidencia? Básicamente los puntos acumulados por los alumnos pueden invertirse en beneficios para ellos, tanto en el desarrollo del juego como en el día a día del aula. El trabajo de los alumnos es recompensado, tanto en el plano académico como en el aula y genera en el alumno una dinámica participativa y motivacional muy poderosa. Los alumnos se implican y compiten entre ellos de manera positiva para obtener el máximo de puntos, trabajan de forma individual o colectiva para ello y en este proceso de aprendizaje, aprenden de forma global otros aspectos sociales que no tienen relación con la asignatura, pero que son vitales para el crecimiento del alumno y que determinarán su relación con el entorno. Me refiero a sus habilidades sociales, su capacidad para desenvolverse en un grupo, trabajar conjuntamente, escuchar, tolerar, aceptar las críticas, realizarlas correctamente, gestionar la frustración, etc.
También se puede trabajar de forma natural mediante mecánicas gamificadoras en un entorno docente, ya que el material de estudio incita al alumno de forma indirecta a mejorar sus habilidades sociales y comunicativas.
La gamificación esta en boca de todos y rompe la dinámica de la escuela tradicional, pero además permite al docente afrontar su trabajo con una motivación adicional, pues no solo se divierten los niños, también los profesores.
“Gracias a esta estrategia, se ha fortalecido mi amor por la enseñanza. Cada clase es única y diferente”
Las ventajas de la gamificación son evidentes, pero también debemos asumir que no siempre funcionará. Hay niños que tienen muchos problemas, no solo de aprendizaje, también en sus hogares y esto se traslada a las aulas dificultando cualquier intento de enseñanza. Nadie tiene una varita mágica con la que podamos hacer desaparecer todos los problemas y aunque nos gustaría, la gamificación de las aulas no puede solucionarlo todo.
Respecto al aprendizaje mediante los juegos
En este punto sí que usamos un juego establecido para conducir la clase, puede ser un sistema de algún juego de rol al cual adaptamos una temática acorde con la asignatura impartida y la unidad didáctica que los alumnos deben estudiar.
En el territorio español tenemos muchos profesores que usan libros y programas de televisión como entorno de juego y mediante el sistema de su juego elegido, van superando pruebas o misiones con las que alcanzan las competencias marcadas en la unidad didáctica.
No es mi intención profundizar en los dos conceptos, pues apenas soy un neófito en estos lares, aunque estoy muy ilusionado ante los retos que se me presentan.
Dentro de unas semanas debo presentar un trabajo en el que hipotéticamente debo enseñar inglés a una clase de niños de 12 años. Mi idea es basar la clase en "¿Dónde está Carmen Sandiego?" Ese juego de los 80 que se instauro en algunos colegios de España para aprender historia, geografía y otras materias. Mi idea es que toda la clase forman parte de la Interpol y deben encontrar a la ladrona más famosa de la época moderna y para ello viajarán a Inglaterra en su búsqueda, en ella usarán el inglés para descubrir pistas, además aprenderán historia contemporánea del país y muchas cosas, más. ¿Qué os parece la idea?
Yo estoy emocionado con el material que prepararé para el proyecto.
¡Por cierto! En poco más de un mes llegan las +Net Con y con algo de suerte y la participación de los maestros gamificadores de la comunidad, celebraremos una charla para profundizar en el aprendizaje basado en juego y la gamificación de las aulas.
Un abrazo y hasta la próxima entrada.
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